Si no apostaste por mí en un principio, lo siento, pero me surge la curiosidad de por qué ahora sí lo haces. ¿Qué pasa? ¿No era lo suficientemente buena para ti hace un año? ¿O es que tú no eras lo suficientemente hombre para ver el diamante que tenías frente a tus ojos? Quizás la respuesta no sea ninguna de esas dos opociones, o quizás sean las dos, no lo sé. Lo que sí que sé es que al igual que los diamantes acaban con la persona que más está dispuesta a invertir y pagar; para mí, también apareció alguien que vió mi brillo y apostó y luchó por conseguir mi corazón.
Totalmente cierto, ese tipo de gente solo son unos interesados. Como muy bien pusiste en otra entrada y parafraseando a Marilyn Monroe, si no me aguantas en mis malos momentos, no mereces estar en los buenos.
ResponderEliminarNunca dejes que la gente te haga creer que eres grafito cuando en verdad eres un diamante, ambos estan hechos de lo mismo, pero hay una gran diferencia entre ambos.
Tienes mucha razón. Hay que valorarse uno mismo y no permitir que los demás no infravaloren porque esas personas no nos merecen :)
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